Te obligaron a leer. ¿Cuál fue el resultado?

Por: Zaira Castillo 
Alumna de Ciencias de la Comunicación UCEM
Servicio social del Laboratorio de Periodismo UCEM

LIBRO

Feria Internacional del Libro IPN, 26 Agosto de 2016. Foto Yazmín Ortega

México ocupa el penúltimo lugar de lectura de 108 naciones según la UNESCO; curiosamente, el mexicano gasta más dinero en libros que en alcohol, según el INEGI (UNESCO, 2013).

Cuando leemos se activan procesos cognitivos que enriquecen la mente. Algunos estudios vinculan la lectura incluso al incremento de la felicidad. Cuando se lee un libro, una historia paralela nos acompaña. Leer, sobre todo literatura, nos permite reconocernos en la mente de un otro, en este caso el escritor, provocando un sentirte acompañado que, además de las bondades anímicas que ello implica, fortalece nuestra propia identidad. Diego Torre estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad del Centro de México, nos comparte la experiencia que él vive al leer, afirma que cuando lee piensa que a final de cuentas saca algún concepto de él, le gusta reflexionar lo que va leyendo y al final crear un conocimiento.

A pesar de que existen jóvenes como Diego que tienen un interés por la lectura, México ha sido un país que se encuentra culturalmente alejado de ella. Hace un siglo registraba aproximadamente 82% de analfabetismo y hoy esta cifra ha disminuido a 6.9% (UNESCO, 2013). Además de esto, la psicóloga Graciela Martínez Gutiérrez; Coordinadora del departamento de psicopedagogía en la Universidad del Centro de México, declara que desde el 2006 se leían 2 libros al año, cuando se evalúan las cuestiones de comprensión y fluidez verbal los resultados son muy deficientes y cuando se ve a un estudiante con dificultades para comprender nos lleva a que es un estudiante con bastantes problemas de ortografía y una de las razones por las que esto sucede es que los estudiantes no leen.

México enfrenta un enorme reto en materia educativa; no sólo en lo que se refiere a los inmensos rezagos en cobertura en el nivel medio-superior y superior sino que también en materia de calidad de la enseñanza y en superación del rezago educativo. Por estos motivos, la psicóloga Martínez recomienda que los docentes sean uno de los incentivos prioritarios, pues en esta etapa de la vida cree que a ellos (los docentes) les corresponde servir como influencia y motivación para los estudiantes, ya que son maestros y en ese sentido cree que esta es su labor primordial. Afirma que, aparte del desarrollo de actividades académicas, sería bueno que de vez en cuando se les encargue leer un libro, ya sea su libro favorito, hacer debates en clase sobre los autores y sobre lo que les pareció la lectura. De esta forma se va creando cierta curiosidad en el joven para comenzar a leer. Un consejo de Martínez es que los docentes recomienden libros a sus alumnos, ya sean lecturas que les puedan servir en su vida personal o en su vida laboral.

Continuando con las declaraciones de los alumnos de la Universidad del Centro de México, se reflejaron resultados totalmente opuestos.

Diego Torre Eugui estudiante de Ciencias de la Comunicación nos platica que en su casa desde muy pequeño le inculcaron el hábito de la lectura. Afirma que no lee tanto como su  madre y se hermana menor pero cuando lee le gusta mucho ya que asimismo su padre se encargó de leer con él desde que era muy pequeño. Diego cree que ese ejemplo que tiene en su casa ha influido mucho en sus hábitos de lectura.

Desde otra perspectiva está la versión de Carolina, estudiante de Ciencias de la Comunicación. Ella nos cuenta que en su casa sí existe el hábito de la lectura pero a ella no le gusta leer. Opina que eso es raro en un comunicólogo pero ella no es «fan», pues cuando era niña la obligaban a leer y ella pronto se aburría o se desesperaba. Carolina asegura que su hermana puede leer hasta tres libros por semana ya que sus padres trataron mucho de inculcar este hábito pero a ella no se le pegó. Sostiene que puede ser por su personalidad o porque cuando estaba en la escuela la obligaron a leer.

Un factor para que los jóvenes no lean según lo que nos cuenta el alumno Diego es la situación actual que vivimos con internet, en la que tenemos todo extremadamente rápido y muchas veces gratis. Poder bajar un libro de cualquier lugar puede mermar un poco la economía de los libros, e influir para que no compren los libros físicos sino que los descarguen o que en todo caso no los lean

Otro factor que menciona Carolina es los grandes distractores como lo es Netflix. Ella nos asegura que si no existieran las redes sociales o plataformas como Netflix, siendo este su gran distractor, los jóvenes podrían tener más tiempo para leer, ya que estos quitan demasiado tiempo y en muchas ocasiones los jóvenes prefieren ver las películas de dos horas que aventarse en un libro con el que te puedes tardar hasta un mes.

Es por eso que la psicóloga Martínez nos dice que para que un niño sea activo en la lectura desde niveles básicos lo primero que necesita es tener modelos que funjan como reforzadores, es decir, si un niño ve que hay libros en su casa entonces tendrá esa identificación y por lo tanto va a querer leer. Esto se refuerza sobre todo con la influencia de los padres: si ve a estos leyendo cualquier cosa, ya sea periódicos, revistas o libros, entonces eso va a fomentar esa práctica en el niño. Sin embargo, si nos vamos a otro contexto en el cual los niños no tienen acceso a libros o no tienen ese modelo que les sirva de reforzador, difícilmente el niño va a obtener ese hábito, lo único que va a leer serían los textos gratuitos que hay en el salón de clase.

Para finalizar llegamos a la conclusión de que el hábito de la lectura debe apoyarse en el gusto y este debe inculcarse tanto en el hogar como en la escuela. Consideramos que la sociedad debe concebir la experiencia de leer como una actividad enriquecedora. Como dijo alguna vez Miguel de Cervantes Saavedra «el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho».

 

Jenaro Villamil. Entre 108 países, México es penúltimo lugar en lectura. Proceso 23 Abril 2013.

 

Un comentario en “Te obligaron a leer. ¿Cuál fue el resultado?

  1. Buen tema, la lectura siempre es uno de los grandes «caballitos de batalla» a los que diariamente nos tenemos que enfrentar, pero no siempre tiene que ser algo que se sufra, depende primero cómo le acerquen las letras a una persona y además si esta se siente afín al tema propuesto.
    El problema desde mi punto de vista, radica en la manera en que nos quieren hacer leer, más allá de un hábito o de una buena costumbre, se nos presenta como una obligación o un condicionante: «debes leer más» es como se nos presentan títulos a los que no nos sentimos motivados a consumir. Para eso existe una gran variedad de géneros, autores, formas de escribir, temáticas a tratar o formatos que pueden resultar de nuestro agrado para fortalecer este hábito.
    Más allá de nuestra carrera, el leer da perspectiva, amplía nuestro vocabulario, estimula nuestra imaginación y nos enriquece.
    El que los libros electrónicos se puedan conseguir de forma gratuita, debería ser un incentivo para continuar leyendo, pero tristemente no representa eso, las bibliotecas se encuentran vacías y son pocos los que cargan con un e-reader.
    Alegamos que un lector electrónico no «huele ni se siente» como un libro físico, pero eso no debe ser impedimento; formatos y plataformas para leer existen, pero si no se inculcó, difícilmente alguien cambiará.
    Buscamos libros con «dibujitos» para que represente menos páginas o con formato de texto grande que represente poco esfuerzo, pero si no nos resulta interesante y nunca lo hemos hecho, no pasará de allí.
    Si, las plataformas sociales y de consumo de contenido digital han mermado el tiempo que nos podemos dar para leer, pero se pueden usar esos pequeños momentos entre esperar el camión, formado en una fila, o tantos ejemplos de minutos que pasamos esperando o «consultando que publican otros en las redes sociales» para ir avanzando nuestro propio «caballito de batalla».

    PD: Interesante el planteamiento, ¡pero da para muchísimo más!
    PD2: Revisen faltas de ortografía, puestos mal nombrados, detalles de redacción y procuren utilizar sinónimos para no repetir palabras cada renglón.
    Saludos!

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