Por: Daniel Pérez Romo
Alumno de Ciencias de la Comunicación UCEM
Servicio social del Laboratorio de Periodismo UCEM
Una de las tradiciones más importantes y características de San Luis Potosí es la Procesión del Silencio que se desarrolla en la noche de Viernes Santo para conmemorar la pasión y muerte de Cristo y a Nuestra Señora de la Soledad. Para lograr llevar a cabo este evento se requiere de un gran compromiso y disciplina de los que participan en él, pero sobre todo una total devoción y fe en la religión católica. La preparación de las distintas cofradías que integran la procesión no es cosa sencilla. Cada grupo debe organizarse para realizar ensayos semanas antes del Viernes Santo, preparar las imágenes y sus respectivas plataformas que las sostienen, arreglar las vestimentas que van a llevar y toda la logística que implica este evento. Una cosa es cierta, la satisfacción de los participantes después de haber recorrido las calles del centro histórico por más de cuatro horas es tan grande que, sin importar lo cansado y demandante que puede llegar a ser, siempre vuelven el siguiente año a guardar luto con su marcha y su silencio.