Por: Daniel Pérez Romo
Alumno de Ciencias de la Comunicación UCEM
Servicio social del Laboratorio de Periodismo UCEM
Uno de los problemas más grandes que tenemos como sociedad en todo el mundo es el de la discriminación. A pesar de que el asunto de la discriminación ha existido a lo largo de toda la historia de la humanidad, es un problema que aún no logramos superar pero que ha disminuido considerablemente gracias los avances que hemos conseguido en cuanto a derechos humanos.
Con Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, junto con temas de actualidad como el de los refugiados sirios, el terrorismo, el matrimonio igualitario y el feminismo, por mencionar algunos, es fácil caer en discusiones en las que subyacen cuestiones de discriminación y derechos humanos. Si bien, las anteriores son problemáticas de orden internacional, la discriminación es un problema que sucede también en México así como en muchos otros países, tanto en vías de desarrollo como desarrollados.
En nuestro país los individuos más vulnerables a sufrir de algún tipo de discriminación son mujeres, adultos mayores, personas de la diversidad sexual, gente con alguna discapacidad, migrantes y cualquier minoría étnica y religiosa. Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis) el principal problema para las minorías étnicas es la discriminación hacia su grupo, seguido por la pobreza y la falta de apoyo del gobierno.

Designed by Peoplecreations / Freepik
El artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unido Mexicanos establece que “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.
En este sentido, la igualdad es una garantía de los Derechos Humanos y un principio esencial para nuestra convivencia como sociedad globalizada. La no discriminación no se refiere a ser ciegos ante las diferencias que cada uno de nosotros tenemos como individuos, sino a aceptar estas diferencias como parte de una diversidad y a tratar a todos por igual, otorgándoles los mismos derechos y oportunidades sin importar el género, religión, orientación sexual o grupos étnicos a los que pertenezca.
Como sociedad y como personas es importante que no perdamos nuestros valores, especialmente en momentos de crisis en los que se pone a prueba nuestra humanidad y nuestros principios. Dejemos de esparcir odio e intolerancia y empecemos a transmitir solidaridad y compasión hacia los demás. En realidad, todos buscamos pertenecer a un lugar, a un mundo, y si abrimos un poco nuestra mente, nos daremos cuenta de que después de todo no somos tan diferentes uno del otro.