“Make America Great Again”: una idea no tan disparatada

Por: Cristina Flores Villegas
Alumna de Ciencias de la Comunicación UCEM
Laboratorio de Periodismo UCEM

Somos una gran masa los que, desde algunos meses, hemos tenido la idea de que Donald Trump busca victimizarse en un contraste con los mexicanos inmigrantes; eso ha dado pie a que pensemos que esta figura política representa una amenaza para México, pero sería bueno comenzar a entender cuál es el verdadero lugar en el que nos situaría Trump. Podemos pensar qué tanto nos compete a nosotros la presidencia norteamericana, sin embargo, muchas de las decisiones que se toman en los Estados Unidos de América (EUA), repercuten de forma relevante en la economía de nuestra nación y de muchas otras.

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Donald Trump speaking at CPAC in Washington D.C. on February 10, 2011., por  Gage Skidmore, bajo la licencia CC BY 2.0

Algunas de las propuestas que trae Trump se han vuelto virales por su naturaleza tan segregacionista, tales como la construcción del famoso muro fronterizo (similar al de Berlín), el cual tendría que ser financiado por nosotros, los mexicanos; o la intención de detener la remesas de EUA a México, el aumento del costo de las visas o la deportación de 11 millones de indocumentados, pero tomando una perspectiva imparcial habría que preguntarnos qué tan malvadas son esas propuestas. ¿Por que razón tendríamos que temerle a una postura que trata de regularizar el movimiento ilegal de la inmigración? Ni siquiera es cuestión de transgredir la Constitución de los Estados Unidos, sino de acatarla con el reglamento que implica.

El asunto es que así como Trump es señalado por “demonizar” a los inmigrantes (clasificándolos como criminales, asesinos y narcotraficantes), los Medios Masivos de Comunicación (MMC) han enturbiado la sombra de este peculiar y polémico personaje. Para contextualizar más mi postura frente a la figura de los MMC, sería bueno mencionar la famosa teoría de Laswell, la aguja hipodérmica, en donde nos explica que se nos inyectan ideas a partir del bombardeo de información. Eso es exactamente lo que está ocurriendo en las previas elecciones de EUA.

Por más disparatado que suene, los propósitos del candidato a la presidencia de EUA, no son tan imprudentes. Sí, busca control, y es necesario reconocer que porta con toda la clase de un perfecto tirano, pero no resulta tan descabellado el hecho de buscar fin a la guerra con el Estado Islámico (EI), de imponer la ley frente a los latinoamericanos que ilegalmente cruzan la frontera, o de prohibir la entrada de musulmanes a los Estados Unidos (puede sonar discriminatorio, pero al fin de cuentas podría resultar como una buena medida preventiva en contra de los ataques terroristas que ya han dejado a demasiados muertos).

Las ideas de este candidato están totalmente penetradas por un discurso nacionalista que a la larga dejaría de ser un peligro para el mundo. Es verdad que posiblemente el peso mexicano podría verse devaluado frente al dólar, y también es exacto admitir que Donald Trump ha propuesto decirle adiós al TLC, lo que causaría terror en los inversionistas de todo el mundo, pero para eso existe un congreso que se encarga de aprobar este tipo de iniciativas. Quiero decir que no sería posible que de un día para otro el mundo se convirtiera en un caos a causa del candidato en cuestión, ni es totalmente seguro que sus propuestas sean aprobadas.

Y no es que me incline a favor de las ideas de Trump, sería demasiado absurdo defender ideologías políticas que no tienen que ver con el hecho de ser mexicana. Más bien, estoy a favor de visualizar la información desde un horizonte distinto al que ofrecen los MMC. La mayoría se ha dedicado a mostrar los aspectos adversos de la campaña de Donald Trump, dejando de lado lo que también hay que evaluar de los demás candidatos.

Muchos expertos reconocen que Donald Trump en realidad no representa una amenaza para México, ni siquiera para EUA. De hecho, apuntan a un razonamiento muy distinto: Hillary Clinton no debería ganar la presidencia de los Estados Unidos de América. Leer eso es sorprendente ¿no? ¿por qué se considera que tal candidata llega a intimidar el bienestar de las naciones? la respuesta a esto se encuentra en antecedentes que abarcan desde la famosa operación Rápido y Furioso, hasta la provocación de Al Qaeda y el estar a favor de la privatización de Pemex. No se trata de ensuciar la imagen de la candidata, sino de esclarecer el panorama para que podamos identificar las consecuencias que cada uno de esos dos candidatos traerían para México. Y la importancia de esto radica en el hecho de que los antecedentes del magnate de Nueva York giran en torno a tópicos menos comprometedores como a sus expresiones extremadamente ofensivas o a las complicaciones económicas a las que se ha tenido que enfrentar debido a su gran fortuna.

Ya sabemos que Trump es un individuo que reacciona de un modo sumamente arrebatado a la hora de hablar de inmigración, de México, o de cualquier tema o persona que simplemente no le agrade. Es una persona con principios muy retrógradas, un hombre que se deja de llevar por su extremo y fanático patriotismo, pero su gran ventaja es que no le teme a la crítica y se muestra tal y como es. Es entonces cuando nos ponemos a pensar en que realmente resulta más peligrosa una figura que, aparentemente, promueve respeto, cambios fiscales y amabilidad; suena muy perfecta para ser real.

Es por eso que el lema de la campaña de Trump, con todo lo que implique, no suena tan alocado: “Make America Great Again”. No lo digo yo, los mismos expertos en el tema aseguran que esta personalidad comparada con Hitler no nos dejará mucho para perder. Trump será caótico por su procedimiento empleado para administrar sus ideales; causará toda una ola de controversia tras controversia, pero eso sí, es alguien que no tiene problema (ni mucho menos miedo) de dejar claro lo que busca conseguir y a costa de qué. Tiene su presidencia tan bien planeada, que tal vez por eso el poder se le ha subido un poco a la cabeza.

Entre otras cosas, Donald Trump asegura que acabará con el EI por medio de estrategias que no se relacionan con tener que volver a derramar sangre; afirma que construirá una relación cercana con Rusia y, en distintas cuestiones, sostiene que traerá grandes beneficios sociales (principalmente económicos). Lo cierto es que todo apunta a que Clinton será la próxima presidente de EUA y a ella, como mexicanos, sí hay que temerle por el riesgo que puede representar para nuestra seguridad pública y nuestra economía. Lo lamentable es que no tenemos jurisdicción alguna sobre nuestro país vecino, la decisión queda en manos del Colegio Electoral. No nos queda más que esperar a fechas posteriores al 8 de noviembre de este año, para saber si México solo tendrá que lidiar con un hombre que posee una proyección de dictador, o con una mujer que tiene antecedentes de errores geopolíticos probablemente causantes de un gran caos.