Uber y el sistema de transporte en San Luis Potosí

Por: Gonzalo José Hernández Martínez
Alumno de Especialidad en Tecnologías Digitales de la Comunicación UCEM
Encargado de Contenidos del Laboratorio de Periodismo UCEM

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Uber, un servicio que a estas alturas ya suena y se conoce por lo menos de nombre, se ha convertido recientemente en punto de quiebre en cuanto al transporte público en San Luis Potosí, por una parte, los taxistas no están de acuerdo con que se permitan este tipo de negocios, argumentando que afectan su economía y disminuyen la cantidad de ingresos que pueden llegar a obtener. Por el otro lado, la ciudadanía en general ve aceptable un nuevo servicio que se integre en nuestra ciudad, pues es un indicador de innovación, competencia y a la par, de mejoras en la calidad de transporte en la ciudad.

Pero analicemos un poco más esto: ¿Uber monopolizará la forma en que se realiza el transporte público en San Luis Potosí? ¿Dejará sin trabajo a los taxistas, al reducir la cantidad de peaje que pueden obtener? Sinceramente, ninguna de las dos.

Ya se han hecho algunos análisis (1) (2) (3), que indican que Uber no esta enfocado en sustituir el transporte público, sino que es una mejora que se ofrece, normalmente a un precio mayor, dirigido a segmentos de la población en específico que en un gran porcentaje cuentan con automóvil, o nunca han usado taxi común, además realizan compras por internet y cuentan tanto con teléfono celular como con datos móviles. En este sentido, no va dirigido al usuario en general, sino a un nicho de mercado muy específico, que no es necesariamente el mismo que tienen los taxistas.

¿Entonces, cuál es el problema real?

Lo medular de este asunto, desde mi punto de vista, viene de la falta de innovación y desarrollo tecnológico por parte del taxi normal, así como el miedo al cambio.

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Uber, propone un sistema diferente de transporte, en el que el usuario utiliza el servicio desde su aplicación móvil, conoce los datos de su chofer, tipo de automóvil, placas y tarifa, paga por una transferencia bancaria vía internet y califica a su conductor al terminar el viaje, con la finalidad de que existan estándares de calidad. Esto es lo innovador en la propuesta, el que el usuario posea más información sobre lo que está adquiriendo, que se traduce en un mayor control y certeza de que por lo que paga será un buen servicio. Existen también otras actitudes que se muestran con Uber, como que el chofer se comunica para avisar si llegará retrasado, o no es capaz de ubicar al usuario; tiene atenciones hacia él, como ofrecerle una botella de agua o darle la oportunidad de ser quien decida sobre la música de su preferencia en el trayecto.

Con el taxi común, nos encontramos con la problemática de no saber a ciencia cierta si es un taxi pirata o real, el que existan tarifas cada vez más altas y un servicio que deja mucho que desear, se suele encontrar el problema de que los propios choferes no te quieren subir por diferentes cuestiones, dudas sobre si los taxímetros se encuentran alterados (situación que hace algunos años ya se había tratado y de la que se está volviendo a hablar), entre otros detalles.

Con esto, no quiero decir que todo el servicio de taxis sea malo, personalmente he tenido contacto con algunos operadores que se esfuerzan por hacer su trabajo bien, que las personas queden satisfechas, pero son contados. Tristemente, tengo más experiencias malas que buenas, en las que incluye buscar a altas horas de la noche un taxi con equipaje en mano en medio de la calle, porque las bases o teléfonos no sirven, llegar tarde a reuniones porque no van en la dirección que necesitas, que te dejen a 4 cuadras para no desviarse de a donde tienen que entregar el coche, etc…

Son detalles que terminan impactando en la percepción que se tiene de este tipo de transporte, por las que se llega a considerar una propuesta sobre otra, a valorar los pros y los contras. En San Luis Potosí, se generó una gran expectación de que llegara una nueva forma de servicio que ya se encuentra trabajando en otros estados, pues los problemas que menciono no son los únicos, y buena parte de la población que ha utilizado taxi se enfrenta a esto y muchas otras cosas; en redes sociales, los usuarios aplaudían la llegada de otro competidor a la ciudad, que iba a obligar al gremio en general a buscar ofrecerle un «plus» al usuario para que los prefirieran a ellos.

Cuando llegó la primera noticia por parte de Uber de que San Luis Potosí se encontraba entre sus zonas de expansión, los taxistas pusieron un grito en el cielo, diciendo que no se les podía permitir el ingreso, por situaciones legales como de no fomentar la competencia justa, prometiendo a la ciudadanía que ellos mejorarían sus servicios, uniformarían a sus choferes y en general, tendrían la calidad que siempre se había esperado de ellos. Esto, no hizo más que indignar a los potosinos, que argumentaban el cómo era posible que solamente después de ver amenazado su negocio, querían arreglar la situación tan fácilmente.

El detalle está en que no buscar desde un principio que sus servicios fueran así, abrió prácticamente las puertas de par en par a que otro competidor aprovechara esta situación. Uber no fue el primero en llegar, ya desde antes se estaba dialogando con un servicio llamado “Quiero taxi” el que su principio era similar, excepto por la parte del pago, en el que buscaban innovar en la forma de solicitar un transporte, pero al no estar establecidos como la ley de transporte en San Luis Potosí lo establecía, no podía operar, además de que los conductores también se quejaron por la forma en que se pretendía trabajar.

En este punto, alcanzamos a ver algo mayor, se intentan integrar más opciones, otros competidores, pero se encuentra con una barrera por parte de los taxistas, un status quo que no quieren sea alterado al agregar una nueva variable a la ecuación. Llegados aquí, bien podríamos dedicarnos a hacer especulaciones sobre los intereses a los que puedan servir o las razones por las cuales no quieren se cambie esto, pero esa no es mi intención.

Se ha debatido mucho sobre la legalidad de Uber en nuestro estado, si la reglamentación impide este tipo de servicios, el hecho de que no se pague por una concesión, que el capital no se quede en el país, etc…; lo cierto, es que San Luis Potosí no esta preparado (legalmente hablando) para tratar estos temas; aunque si se ve el panorama nacional, en otros lugares donde ya esta presente, como lo es Ciudad de México, ya existen antecedentes que ha dado resultados y que permiten trabajar a empresas como estas sin infringir reglas. Se puede hablar entonces de un vacío legal, situación que de nuevo, desde mi punto de vista, es propiciada por el estancamiento de las regulaciones actuales que no se modernizan.

A partir del anuncio de Uber, se buscaron hacer estas reformas a la ley, de tal forma que regularan estas propuestas de transporte, en un intento de tomar en cuenta la innovación y novedad que pueden reflejar en San Luis Potosí, pero de nuevo, se encontró con la barrera de los taxistas, quienes enérgicamente impidieron que se contemplara, argumentando que los intereses de los funcionarios, los querían dejar en la calle y sin trabajo, que por su culpa se encontraban en esa situación y que exigían no se permitiera funcionar a Uber, bajo la amenaza de que si los dejaban entrar, irían con sus propios medios a «cazar» los coches que trabajaran con ellos.

Aquí es donde se hace plausible otro problema, el que los taxistas lleguen a pensar que tienen tal poder sobre la ciudadanía y sobre el gobierno como para tomar justicia por su propia mano y con abuso de violencia, quieran impedir un servicio que incide en como se desarrollaba el transporte público en San Luis Potosí hasta ahora, sin considerar que los habitantes también tienen una opinión en este asunto y son los deberían tener la palabra final al respecto, pues son a quien se deben, idealmente, los servicios públicos.

El cambio siempre es necesario para que cualquier cosa evolucione y se pueda convertir en algo mejor, no se pueden quedar estancadas las cosas, y específicamente en el caso de Uber, más allá del servicio, se debe considerar el modelo de trabajo, lo que representa e implica, que es lo mejor de él, así como las deficiencias y obtener una propuesta, que pueda beneficiar a nuestra sociedad.