Por: Yulieth Delgado Sánchez
Coordinador de Ciencias de la Comunicación UCEM
Encargada del Laboratorio de Periodismo UCEM

Fuente: imaginaleasing.mx
Sin duda, el arte de la palabra tiene poder para seducir, acariciar, golpear o sacudir a un país. Remontándonos a la historia de la humanidad en donde encontramos grandes oradores como Platón y Sócrates que seguían fieles a sus principios, las batallas eran ganadas a partir de la inteligencia de un discurso. Grandes líderes estrategas han guiado a las sociedades a lo largo de la existencia de la humanidad, sin embargo, en nuestro presente, los que están en los cargos públicos son poco vistos como líderes de una nación.
Las teorías sociológicas nos comprueban que los organismos de poder como lo son el gobierno, la educación, la iglesia y los medios de comunicación,se han encargado de construir una verdad de la realidad. Es fácil confundirse entre las paredes ambiguas de la verdad en el caos de un mundo que se corrompe frente a la violencia y el narcotráfico. Debido a esto, existe una necesidad inevitable de que como sociedad no seamos personas aletargadas y que construyamos desde nuestros entornos un mundo más justo, sano, amoroso, productivo y respetuoso. ¿Quién puede ser quien lleve a la sociedad a una revolución de pensamiento? Sabemos que los primeros filósofos tenían como punto de partida el buscar el porqué de las cosas para darle sustentabilidad y forma a lo que es. Regresando al arte de la palabra, son pocos políticos en los que podemos encontrar congruencia en el ser y actuar. Como ciudadanos confiamos muy poco y en el peor de los caos, también hacemos poco. Hay que prestar atención a nuestro entorno, ser abiertos a las distintas ideologías, observar los fenómenos sociales y sus manifestaciones, comparar, seguir leyendo y construyendo el intelecto para discernir entre lo que se nos comparte como noticias e información.

Fuente: notimundo.com.mx
El día 13 de febrero del 2016 pisó tierras mexicanas un hombre que de una manera inteligente, carismática, reveladora y contundente habló de la realidad de un país que quiere resurgir, que está cansado de exigir derechos y que no se respetan, pero sobre todo, de que exista un bien común. En los primeros discursos que Jorge Mario Bergoglio compartió a su llegada en Palacio de Nacional y en la Catedral Metropolitana de la ciudad de México encontramos una referencia a símbolos importantes para el pueblo del águila emplumada, desde la mención de la madre que resguarda vida, así como la manera sutil en que desnuda al ser para entender que la edificación del amor es principio fundamental para lograr una mejora como humanos y sociedad. Nos invita a que reflexionemos sobre las responsabilidades que cada sector de un país tiene y que todos seamos responsables de nuestros actos, tanto como personas y como profesionistas. Señaló con gran énfasis la gran corriente del individualismo que se ha venido generando y que cada día se compra más.
Un punto en que hago una pausa es en el momento en que hace referencia a que “México es un país de jóvenes” y de acuerdo con los datos que proporciona Moody’s Investors Service el crecimiento continuo de la población juvenil con miras al 2025 son 2.9 por ciento anual en el lapso de 2014 a 2019, y de 3.1 por ciento entre 2020 y 2025, aquí sonrío porque como jóvenes tenemos un gran compromiso de entender lo que sucede en el presente, analizar el pasado y actuar rumbo al futuro. El camino de nuestro mundo está en las manos de los universitarios y próximos universitarios que se han de preparar con ética profesional, con humanismo, con calidad, respeto, responsabilidad y conocimiento. La gran tarea es trabajar para y por ser ciudadanos que vean por el bien común. Hay esperanza y no es una esperanza nostálgica, es una realidad en donde el joven debe ser consciente y no distraerse entre el mar de diversiones que hacen dormir a un pueblo. Vuelvo a la pregunta ¿quién puede ser quien lleve a la sociedad a una revolución de pensamiento?

Fuente: archivo.e-consulta.com
Considero que durante varios días la visita del pontífice Francisco I, Jorge Mario Bergoglio ha venido tocando pensamientos a través de sus palabras, porque este personaje de manera congruente se conduce en actos y da ejemplo de humanidad, mostrando en sus discursos una radiografía de un México que grita, que cree en su gente y que tiene el saber y la voluntad para generar una revolución y no precisamente sangrienta, más bien de ser conscientes y lograr un cambio de actitudes hacia el otro. Porque la sociedad somos todos, eres tú, ellos, ellas, nosotros, somos los que construimos con cada acto mañana tras mañana.